Bob Esponja te está sorbiendo el seso

Los tiempos cambian, las generaciones se suceden, la cultura evoluciona y si hace cuatro siglos a Don Quijote de La Mancha fueron los libro...

Los tiempos cambian, las generaciones se suceden, la cultura evoluciona y si hace cuatro siglos a Don Quijote de La Mancha fueron los libros de caballerías los que le sorbieron el seso y dejaron al hidalgo algo trastornado mentalmente parece ser que ahora eso podría ocurrir… ¡con los dibujos animados de Bob Esponja!
Un estudio pediátrico afirma que 9 minutos diarios de dibujos animados de este personaje podrían causar daños en la salud de los pequeños. Y aún hay más.
Vive en una piña debajo del mar (¡Bob Esponja!)
Su cuerpo absorbe sin estallar (¡Bob Esponja!)
El mejor amigo que podrías desear (¡Bob Esponja!)
Te deja el seso como un colador (¡Bob Es… ey, eso no rima!)
Pues no, no rima pero parece ser la conclusión de un estudio realizado publicado por la revista Pediatrics y en realidad lo que considera dañino no es el personaje o sus amigos sino el ritmo acelerado de sus aventuras.
La prueba para determinar este efecto perjudicial consistía en dividir un grupo de 60 niños de 4 años de edad en tres subgrupos. Uno veía 20 minutos de dibujos animados de Bob Esponja, otro de Caillou y el tercero servía de grupo de control y a los pobres no les ponían dibujos animados, simplemente los ponían a colorear dibujos.
Tras los 20 minutos se les daba a realizar una serie de tareas a fin de medir sus capacidades de concentración y atención. Los que habían disfrutado de las aventuras de Bob Esponja, Calamardo y compañía obtuvieron unos resultados muy por debajo de los demás indicando que ese ritmo endiablado que en ocasiones tienen algunas series de dibujos animados contribuyen a descentrar a los niños que las ven complicando sus capacidades para enfocar posteriormente la realización de tareas.
Seguramente no va a ser buena idea que los peques primero vean los dibujos y luego se pongan con los deberes del cole. Un par de horas de dibus y una dieta rica en azúcar y refrescos de cola con cafeína garantizan el ataque de nervios de los padres.

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